lunes, 3 de diciembre de 2012

¿Y POR QUÉ NO UNA HERMANDAD MISIONERA?

Tenía todo y lo dio todo. Nació acomodado y murió pobre y solo, observando a lo lejos  lo que había sido su gran sueño en su vida: China se le resistió a San Francisco Javier. Toda su ilusión en vida fue evangelizar a aquellas gentes. Eligió con todas las consecuencias el camino del Señor y esas consecuencias lo llevaron a portar la Palabra más preciada que tenemos los cristianos hacia tierras orientales. Quiso reformar la orden jesuíta en nuestro país, pero su gran amigo San Ignacio de Loyola, su fundador, sabía que la verdadera comunidad de fieles no estaba en Europa y, con resignacion, Francisco partió hacia la India. ¡Qué gran corazón debía tener aquel santo navarro para aceptar su NO-voluntad y, aun así, ser santo gracias a ella! Un 3 de diciembre de 1552 entregó su espíritu a Dios con el gran continente por testigo.


Sin duda, una gran vida para una gran Hermandad desde la que podemos ofrecer lo mejor de nuestra Fe al servicio de la Palabra de Dios del siglo XXI. Porque, al igual que Francisco, pensamos que lo fácil es extender a las enseñanzas de nuestro Nazareno en nuestros lugares de confianza -nuestros hogares y familias-, pero Cristo nos pide algo más porque nuestro lugar no está precisamente en estos ambientes. Al igual que la del navarro no estaba en España,  nuestra verdadera misión está en nuestros trabajos, en el grupo de amigos, en las visitas de los conocidos, en aquel antiguo compañero con el que nos reencontramos...así seremos verdaderos misioneros del "Evangelio Morao" haciendo, para hacer más felices a nuestros Titulares. Sin miedo, sin dudas, sin pasos atrás podemos decir que sacamos a Jesús Nazareno y a su Madre en procesión cada vez que atestiguamos que pertenecemos a Cristo. Así, seremos pequeños misioneros en nuestras vidas, tal y como San Francisco Javier soñó para nuestra Hermandad.

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