El pasado sábado en nuestro Acto de Hermandad, se rindió homenaje a nuestra Madre de la Amargura por cumplirse 50 años de la llegada de su imagen a nuestra Hermandad.
Os dejamos las palabras que se leyeron en el acto.
Este año hemos querido tener por protagonista especial a Nuestra Madre de la Amargura, con motivo de la celebración de los 50 años de la llegada a nuestra Cofradía.
El esfuerzo que esta hermandad ha realizado, es visible en el nuevo estandarte que va a pocesionar esta Semana Santa junto a su imagen. 50 años ha tardado nuestra madre en tener su propio estandarte, pero el esfuerzo, el trabajo y el tesón de sus hijos, han conseguido que el “sinpecado” de nuestra Amargura luzca esplendido este año 2011.
Era la mañana del Viernes Santo de 1960, y unas manos tensas con un rostro sereno y hermoso cruzaba por primera vez en la historia el umbral de aquella ermita llamada de “La Labradora”. Bajo aquella figura maternal y amable se ocultaba María, bajo una de las advocaciones más bonitas que la Iglesia quiere para su madre: Nuestra Señora de la Amargura.
Aquel mes de Abril de 1960, gracias a la generosidad del matrimonio compuesto por D. Manuel Fdez.-Paniagua y Dª Dolores Díaz-Meco, que no querían que nuestro Nazareno caminara por las calles de Herencia, camino al calvario, sin una madre que llorará su angustia o que limpiara su sudor y sus lagrimas. Este matrimonio adquirió y donó a esta hermandad, esta impresionante talla de María sumida en la Amargura de perder a su hijo.
Queremos dar las gracias, al tesón de María Fdez-Paniagua y Adela Labrador, dos buenos ejemplos de mujeres cofrades, que amaron a nuestra Amargura hasta sus últimos días, los primeros años fueron difíciles, hubo que recoger donaciones, algunos párrocos y sacerdotes de la localidad donaron sus albas y casullas para realizar el ajuar de nuestra Madre, este es el caso de Don Joaquín Gómez Montalbán y Don Jesús Casas.
Estas dos mujeres, lucharon y trabajaron para que a principios de los 80, y gracias a las donaciones de las viudas de guerra, nuestra Madre, tuviera un manto en condiciones.
Y Hace unos años y gracias al esfuerzo de los componentes de nuestra banda, se compró el manto procesional actual.
Nuestra Amargura, pronto se convirtió en el símbolo de los encuentros de la Semana Santa Herenciana, bien en la calle de la Cruces o en las cuatro esquinas de San Antón, donde todos los Domingos de Resurrección, su dolor se torna alegría al ver a su hijo Resucitado.
Pasaron los años y la imagen de María fue adquiriendo más fama en Herencia, siendo amada por cada uno de los cofrades de Jesús Nazareno. A iniciativa del Párroco Don Pedro Roncero es sacada en procesión acompañada de un grupo de nazarenas, hecho novedoso e importantísimo para la Semana Santa herenciana.
Así, en nuestra hermandad fue adquiriendo importancia la imagen de la Virgen, siendo en la localidad la primera hermandad que portó una imagen del Señor y de su Madre en un mismo desfile procesional.
Actualmente los responsables de cuidar y poner guapa, bueno guapa no, guapísima a ella, son Gaby, José y Antonio. Con esa manos colocan blondas, puntillas, alfileres, fajines, y sobre todo, le ponen Amor, ternura y mucho mucho cariño.
Por eso esta noche queremos simbolizar dos generaciones de amor a nuestra Madre.
En primer lugar, una de nuestras hermanas más veteranas, Vivi Gª-Miguel entregó un pequeño recuerdo de estos 50 años, a Mercedes Gª-Morato Fdez-Paniagua, representante de la familia de Manuel Fdez.-Paniagua y Dolores Díaz-Meco.
Y otra de nuestras hermanas, Pili Amaro hizo entrega de este obsequio a los vestidores de Nuestra Madre, Gaby, Antonio y José.
Amargura, hermosa, serena, dulce y piadosa.
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