El pasado
martes nos dejó una de las hermanas más queridas en nuestra Hermandad que cada
Cuaresma honraba con su presencia a nuestros Titulares en cada acto y
acontecimiento que nuestra Corporación preparaba. La presencia de María Antonia
será difícil de olvidar entre los “moraos” porque siempre encontraba el momento
exacto para velar y trabajar por ellos.
La
mirada del Señor en cada Jueves Santo siempre iba acompañada de su presencia
cuando, a la vera de los respiraderos de nuestro Nazareno, sus mismos ojos
acompañaban y ayudaban al Moreno a llevar su cruz por las calles de Herencia.
María
Antonia siempre estuvo al lado de su cuadrilla de costaleros, acompañándolos en
todos sus ensayos y estando presta a todo lo que necesitaran en cada momento.
Inculcó a sus hijos y nietos el amor por la Hermandad, y ejemplificó en cada
Cuaresma y en cada Semana Santa que la mejor forma de amar a Dios era a través
de su Cofradía.
Desde
la Hermandad y desde la cuadrilla de costaleros que tanto quiso, transmitimos
nuestro apoyo a su familia, pero sobre todo le transmitimos la esperanza de
saber que María Antonia ya está disfrutando al lado de los Titulares que tanto
amaba. Nuestro respeto y nuestra oración por ella.
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