Eran alrededor de las seis de la tarde cuando los brazos de don Jesús Jiménez daban el abrazo más grande de su vida al Señor. Ha sido la voluntad del Señor, que hoy, 22 de agosto de 2011 y un día después del acontecimiento más grande para la historia de la Iglesia en España, don Jesús marchara al cielo, donde la juventud lo estaba esperando.
Una vida entregada por completo al Señor dan fe de la grandeza de este hombre, fuerte de corazón y espíritu y generoso como buen sacerdote que fue. Descanse en paz junto al Señor Nazareno y a María, Madre de los que dan su vida por Cristo.
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