lunes, 17 de diciembre de 2012

LA ESPERANZA DE NUESTRAS VIDAS

Al fin y al cabo, una vida sin Esperanza es una vida sin vida. Todo gira en torno a esa meta mágica a la que los cristianos llamamos vida eterna. “Los Moraos” creemos que se llega a través de un Nazareno y una Madre guapa que viven en “La Labradora”. Pero siempre gracias a la Esperanza. Y la Esperanza de la Iglesia se llama María.



Nuestra suerte en la vida es nuestra Esperanza. Por ella giramos en torno a una sociedad que espera de nosotros y de la que nosotros debemos esperar todo; y todo es todo, porque si no esperamos, no vivimos. Y nuestra Esperanza en esa vida, afortunadamente, es el Señor al que nosotros vemos con una Cruz a cuestas. Y la que nos lleva a ese Señor, afortunadamente, es la Esperanza. Y la Esperanza de la Iglesia se llama María.


Si no es por ella, ¿qué sentido tendría vivir? Por eso es tan importante para nuestra Fe. Y por ella vivimos en Cristo y tenemos Esperanza en su vida. Aunque suene de nuevo, digamos mil veces en nuestra vida la palabra Esperanza y siempre será nueva porque siempre habrá un destino que conocer gracias a su nuevo significado. Siempre podremos vivir gracias a ella. Porque, al fin y al cabo, sabemos que todo gira en torno a ella…a la Esperanza. Y la Esperanza de la Iglesia se llama María.


Fotografías (por orden de aparición): Esperanza de Triana, Esperanza Macarena y Nuestra Señora de Gracia y Esperanza (Hermandad de San Roque).



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