Desde nuestra Hermandad felicitamos a todos aquellos sacerdotes cercanos a nosotros que dan su vida por nuestro Nazareno y que nos ayudan, en nuestras celebraciones litúrgicas, a acercarnos más intensamente a nuestros Titulares. Y no podíamos ofrecer mejor homenaje al santo manchego que orar juntos tal y como él escribió en una de sus cartas más preciosas a JESÚS NAZARENO:
"¡Oh Jesús Nazareno, que quiere decir florido, y cuán suave es el olor de ti, que
despierta en nosotros deseos eternos y nos hace olvidar los trabajos, mirando por quién
se padecen y con qué gualardón se han de pagar! ¿Y quién es aquel que te ama, y no te
ama crucificado? En la cruz me buscaste, me hallaste, me curaste y libraste y me
amaste, dando tu vida y sangre por mí en manos de crueles sayones; pues en la cruz te
quiero buscar y en ella te hallo, y hallándote me curas y me libras de mí, que soy el que
contradice a tu amor, en quien está mi salud. Y, libre de mi amor, enemigo tuyo, te
respondo, aunque no con igualdad, empero con semejanza, al excesivo amor que en la
cruz me tuviste, amándote yo y padeciéndote por ti, como tú amándome, moriste de
amor por mí. Mas ¡ay de mí, y cuánta vergüenza cubre a mi faz, y cuánto dolor a mi
corazón!; porque siendo de ti tan amado, lo cual muestran tus tantos tormentos, yo te
amo tan poco como parece en los pocos míos. Bien sé que no todos merecen esta joya
tuya, de ser herrados por tuyos -con el hierro de la cruz; empero, mira cuánta pena es
desear y no alcanzar, pedir y no recebir, cuanto más pidiéndote, no descansos, mas
trabajos por ti.
Dime, ¿por qué quieres que sea pregonero tuyo y alférez que lleva la seña de tu
Evangelio, y no me vistes de pies a cabeza de tu librea? ¡Oh cuán mal me parece
nombre de siervo tuyo, y andar desnudo de lo que tú tan siempre, y tan dentro de ti, y
tan abundantemente anduviste vestido! Dinos ¡oh amado Jesús!, por tu dulce cruz,
¿hubo algún día que aquesta ropa te desnudases, tomando descanso? ¿Oh fuete algún
día esta túnica blanda, que tanto a raíz de tus carnes anduvo, hasta decir: Triste es mi
ánima hasta la muerte?(Mt 26,38). ¡Oh, que no descansaste, porque nunca nos dejaste
de amar, y esto te hacía siempre padecer! Y cuando te desnudaron la ropa de fuera, te
cortaron en la cruz, como encima de mesa, otra ropa bien larga dende pies a la cabeza, y
cuerpo y manos, no habiendo en ti cosa que no estuviese teñida con tu benditísima
sangre, hecho carmesí resplandeciente y precioso: la cabeza con espinas, la faz con
bofetadas, las manos con un par de clavos, los pies con uno muy cruel para ti, y para
nosotros dulce; y lo demás del cuerpo con tantos azotes, que no sea cosa ligera de los
contar. Quien, mirando a ti, amare a si y no a ti, grande injuria te hace. Quien, viéndote
tal, huyere de lo que a ti lo conforma, que es el padecer, no te debe perfectamente amar,
pues no quiere- ser a ti semejable. Y quien tiene poco deseo de padecer por ti, no conoce
a ti con perfecto amor; que quien con este te conoce, de amor de ti crucificado muere, y
quiere más la deshonra por ti que la honra ni todo lo que el engañado y engañador
mundo puede dar.
Callen, callen, en comparación de tu cruz, todo lo que en el mundo florece y tan presto
se seca; y hayan vergüenza los mundanos del mundo, habiendo tú tan a tu costa
combatido y vencido en tu cruz; y hayan vergüenza los que por tuyos son tenidos en no
alegrarse con lo contrario del mundo, pues tú tan reprobado y desechado y contradicho
fuiste de este ciego mundo, que ni ve ni puede ver la Verdad, que eres tú. Más quiero
tener a ti, aunque todo lo otro me falte -que ni es todo ni parte, sino miseria y pura
nada-, que estar yo de otro color que tú, aunque todo el mundo sea mío. Porque tener
todas las cosas que no eres tú, más es trabajo y carga que verdadera riqueza; empero, ser
tú nuestro, y nosotros tuyos, es alegría de corazón y verdadera riqueza, porque tú eres el
bien verdadero" (Carta 58, 47-99: IV, 269-270). "
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