Hace unos días leí que había cierto revuelo, porque en el último libro que ha escrito el Papa sobre la Infancia de Jesús, parece ser que dice que la mula y el buey no aparecen en el Evangelio. Algunos se han llevado las manos a la cabeza. Pero si en lugar de llevarse las manos a la cabeza, llevaran sus manos al Evangelio, podrían leer que en ningún lugar aparecen esos animalitos tiernos y simpáticos que en todo lindo Nacimiento aparecen. Por desgracia, existe en nuestro mundillo religioso y cristiano una ignorancia y falta de formación preocupantes.
Otro ejemplo: no hace mucho conversaba con un grupo de jóvenes y les explicaba que Adán y Eva no existieron. Al principio me miraban como si yo fuera el último hereje, como si estuviera blasfemando y diciendo disparates. Poco a poco les fui explicando que el relato de la creación de Adán y Eva es como una especie de narración que sólo busca explicar de una forma poética y simbólica la creación de la humanidad, el origen del bien y del mal. Menos mal que quedaron convencidos y no me quemaron en la hoguera, como hacían con los herejes en siglos anteriores.
Otro ejemplo más: un día en un grupo de personas devotas y "casi santas" de la parroquia se me ocurrió decir que yo no rezaba el rosario, que no me gustaba ese tipo de oración y que más que ayudarme a rezar me producía sueño y aburrimiento de estar repitiendo todo el rato lo mismo. Las señoras, admiradas y sorprendidas por mis palabras, abrieron tanto la boca que casi podían tragarse una vaca. Les expliqué que yo rezaba, sí, pero de otra manera. Y es que ellas creen que sólo así se puede rezar, que ese es el modelo de rezo del cristiano y quien no lo practica está cometiendo pecado.
La mayoría de los que se llaman bautizados no han leído ni una línea de la Biblia. La mayoría de las personas que participan en los grupos parroquiales no han leído un Evangelio completo, y desde luego menos aún han hecho un mínimo estudio crítico y exegético de algunos relatos de la Sagrada Escritura.
Algunas veces el problema está en la gente que es ignorante y es feliz con su ignorancia. Y en otras ocasiones, la culpa la tenemos los propios sacerdotes o líderes de las comunidades, que no ayudamos y fomentamos una buena formación en los fieles. Se prefiere que el pueblo de Dios no piense, no conozca las cosas, para que así el padresito tenga mayor poder sobre sus ovejas.
Es obligación de todo cristiano estar bien formado. Es obligación de todo sacerdote formar a sus fieles.
Contra la ignorancia, formación.
Santiago Rodríguez-Palancas, sacerdote y misionero.
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