domingo, 8 de diciembre de 2013

LA PATRONA TINTA DE AZUL Y PLATA EL AÑO JUBILAR




POR: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

A la una en punto del mediodía el paso de la Inmaculada cruzaba el dintel de su Parroquia para reencontrarse, un invierno más, con todo el pueblo de Herencia. El Sol relucía justo al punto que la cuadrilla de anderos pisaba la calle, mientras el numeroso público aguantaba hierático durante las casi dos horas y media el trayecto procesional.

El paso, portado a hombros, recorrió las calles manchegas en una salida en la que la imagen estuvo acompañada de representantes eclesiales y de todas y cada una de las Hermandades de Penitencia y Gloria de la localidad. El trayecto, proseguido de numerosos gestos populares de orgullo hacia la Inmaculada por parte de los fieles, tuvo su culmen y momento de emoción más contenida a las puertas del Convento de la Merced, donde al tiempo que la multitud cantaba la Salve, las dos devociones marianas más importantes del rincón manchego se reencontraban de nuevo cara a cara.

La Función Principal, al igual que las novenas que precedieron al día grande de la Parroquia herenciana, estuvieron presididas por el padre Juan José Ferrero, misionero redentorista y activo colaborador de la Parroquia manchega durante todo el curso. Se trataba éste de uno de los actos principales enmarcados dentro del Año Jubilar Parroquial y uno de los días señalados por el Documento vaticano para conseguir la indulgencia plenaria concedida por el Papa Francisco.

En sus palabras, Ferrero ofreció un repaso por la vida de María a través del análisis de las desigualdades sociales que protagonizan la actualidad. En boca del sacerdote durante el acto litúrgico, “la sociedad necesita fijar su mirada en las madres, en la Madre. Al igual que el Papa Francisco ha pedido un lugar privilegiado para la mujer en la Iglesia, nosotros también debemos buscar el mejor lugar de todos para acoger a la Inmaculada, Madre de todos los herencianos”.

LA NOVENA Y LA VIGILIA, EL MEJOR DE LOS APERITIVOS

La noche del sábado estuvo precedida en el mismo Templo por una multitudinaria oración en torno al Año Jubilar que acompaña esta celebración invernal: los trescientos años de la historia de la iglesia parroquial fueron el eje a partir del cual giró el argumento mariano de la Fiesta litúrgica. En un análisis audiovisual de la historia del templo proyectado sobre sus paredes interiores y la explicación de todos y cada uno de los componentes artísticos que lo forman, el acto arribó en la figura de la Inmaculada como pilar principal sobre el que se asienta la fe de todos los herencianos.

Nueve días antes se celebraron la novenas en honor a la Titular de la localidad ciudarrealeña, donde se fue adentrando en la vida de María a través de la vida de la Parroquia, precisamente por ese carácter jubilar del año que acompaña a esta celebración.

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